lunes, 24 de octubre de 2016

MI NOMBRE RAFAELA



Como hoy ha sido mi santo, recuerdo esta antigua entrada que un dia dedicaba a mi nombre.


                        Rafaela




Me pusieron Rafaela por no llamarme Antonia. Si si, así me lo contaba mi madre cuando yo era pequeñita. Tocaba ponerme el nombre de la abuela materna pero a mi madre no le gustaba nada Antonia,  prefirió el nombre del abuelo que se llamaba Rafael.
Creo que como Rafaela les resultaba muy fuerte de pronunciar para una niña, todos me llamaban Fali, Falita, Rafaelita.
 Fue en la edad de la pubertad cuando me entere que mi nombre tenía un diminutivo que no me desagradaba, parecía más llevadero, era Rafi. Me dije, es el momento, ya lo tengo claro, al cambiar de pueblo en la edad de presumir. Cuando me pregunten mi nombre, desde ahora seré Rafi, y me cambié de nombre para todos, hasta en la firma del DNI mi firma es Rafi, incluso la propia familia se olvidó de los diminutivos anteriores.
Cuando cumplí los 50 estuve mucho tiempo de médicos y hospitales. Ahí la cosa era seria y no podía andar con tonterías, desde que empezaban a mirar papeles, el nombre de Rafaela lo tenían por todos sitios y no valía que les quisiera decir que no me gustaba, lo escribían en la cabecera de la cama, en los utensilios del baño, en la bandeja de la comida Allí entraban y salían nombrándome sin pereza de pronunciar ¡Rafaela! con todas sus letras. No tuve más remedio que acostumbrarme a que no me sonara tan fuerte. Intenté buscar su significado y me convenció. Rafaela tiene su origen etimológico en el hebreo "Dios sana" o "Dios te ha sanado". ¿Seria casualidad que sanara o influyó mi nombre en algo?  
Hoy a mis 65 años estoy contenta con el nombre que eligió mi madre para mí. Me llaman Rafi, Rafaela, o mi amiga Mascab http://larebeldequenofui.blogspot.com.es/ que me llama Ella. No importa como pronuncien mi nombre sino el cariño con el que me lo digan.  

Hoy en esta entrada, además de contaros lo de mi nombre quería dar las gracias a todos los que comentáis, también a los que pasáis, aunque no comentéis. A todos, muchas gracias por seguir acompañándome de una u otra forma siempre es compañía y se nota.

Abrazos y besos de Rafaela.


    

sábado, 8 de octubre de 2016

EL CUMPLEAÑOS





Aquel cumpleaños iba a ser diferente, las amigas le habían prometido que acudirían a su casa a felicitarla. Cumplía los 11 años y se sentía mayor, y como mayor hablaba y actuaba. Lo prometido había que cumplirlo, eso le decía su padre y así le enseñaba a no faltar a la palabra dada.


Mamá, mamá, mañana vendrán las amigas de la escuela a mi cumpleaños!


Que no hija, que vivimos lejos del pueblo y sus padres no las dejaran venir!


Que si mama, me lo han prometido! Las acompañará alguna madre y no faltaran con su postal de felicitación. Vendrán por los mismos caminillos por los que pasamos cada día hasta llegar a la escuela y cuando las vea llegar, correré a recibirlas y abrazarlas. Ellas nunca han venido a mi casa. 


  Prepararemos unas rosquillas para merendar, luego jugaremos a la comba, les enseñaré los restos de las minas y el nido de cigüeñas. Les contaré como estas, vuelven cada primavera para tener sus nuevas crías, y el ritual que hacen cuando traen en sus picos los renacuajos y ranas para darles su comida. Les enseñaré los cerdos, las gallinas y las ovejas.
  

La noche de antes no podía dormir, solo de pesar en sus amigas y lo bien que lo iban a pasar. A la mañana siguiente colaboró ilusionada ayudando a su madre a limpiar la humilde casa donde vivían. Pero llegada la tarde, aquella ilusión se fue desvaneciendo con la mirada puesta en la cuesta que subía hasta el cerro  Según pasaban las horas la tristeza se apoderó de ella al comprobar que todo había sido una ilusión suya,  por haber creído en la palabra de aquellas niñas.  

Rafaela.